viernes, 28 de noviembre de 2008

Blanco y Carmín

· Argumentar por una de las posiciones (murga tradicional o "política") del documental "Blanco y Carmín".


En Blanco y Carmín, se muestra el “detrás del escenario”, es decir, lo que ocurre internamente, en la murga “Pasión Quemera”, del barrio Parque Patricios: los ensayos, las reuniones, los viajes desde un barrio a otro, y las diferentes opiniones de sus miembros acerca de la esencia del carnaval y lo que consideran que debería ser una murga. En este último aspecto, se encuentran dos posiciones antagónicas dentro de los mismos murgueros: están aquellos que optan por hacer crítica social mediante las canciones y realizar murgas en manifestaciones sociales, y están quienes prefieren que la murga se mantenga al margen de dichas cuestiones, organizándose de manera tradicional. En el documental estas divergencias quedan claramente expuestas en las entrevistas a los murgueros Papo, Nano, Chulo y Gato: mientras los primeros subrayan la importancia de que la murga se involucre en los problemas de la sociedad y se comprometa con la lucha de asociaciones como Madres y Abuela de Plaza de Mayo, HIJOS, familiares de víctimas de Cromagnon, etc, el último se opone firmemente a este compromiso político, anunciando su retiro de Pasión Quemera por considerar que se había apartado de la organización tradicional.

Uno de los argumentos utilizados por quienes toman posición por la murga tradicional, es el de que ésta “no hace política, solamente brinda diversión”. A mi parecer, esto implica un error conceptual, porque significa entender la política como algo partidario, y carente de pasión y/o diversión. Considero que toda acción humana es política, ideológica, porque lo que hacemos los seres humanos lleva la marca de quiénes somos, qué pensamos, qué buscamos. Toda expresión popular es desde ya política, por su identidad social. Por otra parte, quienes prefieren el estilo tradicional asumen que los asuntos sociales no les interesan, o por lo menos no desean involucrarse en ellos, considerando estos asuntos como ajenos a ellos.

Personalmente, tomo posición por la defensa de una murga crítica, comprometida con lo que ocurre en la sociedad, ya que me parece importante y necesario que se desarrolle en las agrupaciones barriales un pensamiento crítico y reflexivo, sin por ello dejar de lado el baile y la diversión, ya que la política, a mi parecer, puede y debe significar pasión, emoción, sentimiento. Cantando y bailando, haciendo mucho barullo, compartiendo momentos de diversión con otras personas, también se puede criticar, denunciar, parodiar, tomar parte en los problemas de la sociedad que no son ajenos a absolutamente nadie, ya que no se puede estar por fuera de ellos.

Tomar el baile y el humor y combinarlo con el discurso social y la crítica, permitiendo que las personas puedan expresarse, emocionarse, agruparse y pensar, transformando sus problemas y angustias en denuncias mediante canciones con mucho ritmo, y convirtiendo en dolor en lucha con alegría, me parece una muy buena posición a tomar por parte de las murgas barriales.
Laura Battistella

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